viernes, 20 de mayo de 2011

Las filas


Un mal inevitable, una pérdida de tiempo obligatoria. Hacer fila puede ser una de las cosas más desesperantes en nuestro hacer diario, Sin embargo no hay nada que podamos hacer al respecto, ni siquiera podemos culpar a las otras personas porque nosotros mismos somos parte de la fila. ¿Los cajeros? ¿El sistema? Cuando no hay una buena explicación hay que echarle la culpa al chivo expiatorio de preferencia: Dios. Dios tiene la culpa de las filas y por lo tanto nos debe mucho tiempo en el cielo.
Todos hemos pasado tiempo en filas tan largas como las de Telcel o para entrar a un concierto y sabemos lo desesperante que puede ser. Inclusive nos mentalizamos a que habrá que esperar mucho tiempo cuando vamos a hacer un trámite o al banco en quincena. Pero todos podemos estar de acuerdo en algo: 

Las peores filas son las que te toman de sorpresa y con prisa.

Claro que sabes a qué me refiero, sino aquí te dejo unos ejemplos que en algún momento de tu vida te debieron de haber costado una rabieta mental. Y si todavía no has pasado por esto, entonces eres una persona muy afortunada.

Las Recargas Múltiples
Todos fuimos muy felices cuando nos enteramos que se podían realizar recargas desde $20 en los Oxxo's. Pensamos que era muy conveniente para cuestiones de emergencia, pero jamás vimos el lado negativo de esto. Y en particular me refiero a los recargadores múltiples. Estas personas que por algún motivo, un volado tal vez, las mandan a hacerle recargas a 10 personas...todas de $20. Digo, la cantidad podría parecer intrascendente, pero es justamente que sean tantas recargas pequeñas lo que lo hace más desesperante. Tú vas muy feliz a comprar unas papas a la tienda y la persona adelante de ti en la fila con su celular en mano está recargando de número por número a toda su oficina. Obviamente tiene que revisar que los datos que están capturando en pantalla sean correctos y para ello se lleva 20 minutos.

El Cajero Nuevo
Este es un problema que se ha acentuado con la llegada de la modernidad y los sistemas de computación que manejan en las tiendas. Antes el cajero nuevo sólo tenía que saber calcular el cambio y ubicar dónde estaba cada producto en la tienda. Ahora deben de conocer el sistema de cobro, los comandos, shortcuts, cancelación, facturación, cobro con tarjeta, etc, etc. Esto crea un mayor margen de error y provoca que cuando llega un nuevo cajero a la tienda, cada 3 clientes tenga que voltear a ver a su supervisor con cara de "Ayuda por favor".

El Facturador
Debo confesar que yo he sido muchas veces esta persona cuando salgo de viaje. Como en la empresa no me dan ni un peso si no les presento factura, muchas veces me he visto en la necesidad de pedir facturas en varios lugares. Es molesto, yo lo sé, y lo noto por la cara de la gente esperando detrás de mí que ven cómo el cajero ingresa cuidadosamente cada dato del RFC en el sistema. Lo peor que puede pasar en estos casos es cuando la frase "Joven, qué cree, hay un error en la factura" hace presencia.

La Fila de Generación Espontánea
Entras a la tienda y está vacía. Vas por lo que vas a comprar y en el momento en el que te diriges a la caja ves cómo se va a formando una fila de personas que salen de la nada. Antes de que logres siquiera acercarte a la caja, ya estás formado...y eres último. Además después de ti no llega nadie. ¿Dónde estaban todas esas personas? ¿De dónde salieron? Es un misterio pero ahí están y están antes que tú. 

El Cajero Desocupado
Para ser sinceros, desconozco cómo trabajan internamente los que están detrás de las ventanillas. Lo que sí sé es que es muy desesperante estar formado en una fila larguísima, que no avanza y ver cómo en una de las cajas hay una persona que está haciendo cualquier otra cosa menos atender clientes. Esto es muy común en los bancos donde a veces sólo hay un cajero para atender a toda la multitud formada, y mientras esperas avanzar 10cms ves como en una de las ventanillas hay otra cajera haciendo no sé que cosa pero sin atender a una sola persona. ¿Qué no ven la filota que hay? ¿No les importa? ¿Qué hacen? ¿QUÉ?

Estos son sólo algunos de los ejemplos más comunes, pero estoy seguro que tú tienes otros tantos que has ido agregando con los años y las instituciones. Clásicos como la burócrata comiéndose su torta en lugar de atender o la viejita de las mil monedas de 50 centavos que va a pagar 50 pesos. ¿Es culpa de Dios? Probablemente, pero también hay que agradecerle que en muchas ocasiones se pueden realizar operaciones por banca en línea. ¿Vale la pena pagar el servicio? Eso depende de cuánto crees tú que valga tu tiempo.

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