jueves, 16 de diciembre de 2010

Por qué Bach es Dios y Glenn Gould tu papá

Glenn Gould





"Bach esto y Bach lo otro" es lo único que escuchamos de los especialistas en música. Sin embargo, durante nuestra educación musical primaria o secundaria (pensando en que la mayoría de mexicanos recibimos una educación con principios católicos) nos enseñan a Bach por obras como Aire o Jesús, Alegria de los Hombres. Sí, grandes obras pero no son ni la punta de la punta del iceberg que el trabajo de Bach representa.



Cuando te interesas más por la obra de Bach te topas con los conciertos de Brandenburgo: el epítome de la música barroca y, más importante aun, el contrapunto. Obras que si le prestaras atención a lo que se está tocando instrumento por instrumento y luego la volvieras a escuchar en conjunto, te explotaría la cabeza. Son una verdadera delicia para los oídos. Luego están las Partitas. Una serie de trabajos para clavicordio que suponen una complejidad estructural que pocos pueden tocar con un dejo de maestría. Pero bueno, no pienso explayarme en estos temas en particular de la obra de Bach porque este post es precisamente para presentar otra de las genialidades del compositor: Las Variaciones Goldberg. Obra que, al contrario de los conciertos de Brandenburgo, pasa por desconocida para muchos de nosotros los mortales.

Primera parte de la Variación 28
Esta obra para piano fue compuesta bajo encargo del Conde Kaiserling. Supuestamente, el Conde padecía de insomnio y dentro de su personal se encontraba un niño prodigio llamado Johann Gottlieb Goldberg quien tenía la obligación de tocar el piano en las noches que su "señor" pasaba en vela. Aburrido de escuchar las mismas obras, el Conde comisionó a Bach para que compusiera algo para esas noches de insomnio (tranquilizante pero alegre fue lo que pidió). Para ello, compuso esta obra que consta de un Aria y 30 variaciones para piano que el niño Goldberg tendría la responsabilidad de interpretar. El Conde se maravilló con la obra y no dejo de escucharla por mucho tiempo, quedó tan feliz con el trabajo que le pagó a Bach una copa de oro llena de cien Luises de Oro (fue el trabajo mejor pagado en toda la vida del compositor). La opinión general es que si el Conde le hubiera pagado 100 veces más lo que le dio, aun así se hubiera quedado muy corto para lo que Bach le compuso.


Portada original de las Variaciones Goldberg
Compuestas para noches de insomnio, las Variaciones Goldberg son una pieza musical perfecta para mantenerte despierto y si las escuchas trabajando, no dudes que acabarás más rápido. Comienzan con una bellísima Aria que sólo sirve de introducción para la patada que recibirás en la primer variación. De ahí en adelante es una montaña rusa de notas. No me creas, escúchalo por ti mismo.


Y si las Variaciones Goldberg es una obra tan magnífica, ¿por qué no escuchamos tanto de ella? De entrada, porque en las clases de música de la primaria sólo nos enseñaban a tocar "El himno de la alegría" en la flauta. Y en segunda instancia, porque es una obra que sólo pocos pueden tocar. Son contadas las personas en la historia que han podido interpretar a la perfección este trabajo, por lo que ningún pianista se atreve a tocar las Variaciones. Tal vez se necesite estar loco para poder poder interpretar este trabajo y ahí es donde entra Glenn Gould.




Glenn Gould en 1955
Canadiense de nacimiento, vivió en la luna y murió en la gloria. Este gran pianista, antes de ser tan grande, fue criticado por muchos de sus colegas y maestros por la forma tan poco ortodoxa de tocar el piano. Los especialistas decían que para poder tocar el piano la postura era esencial, se necesitaba estar erguido para poder interpretar las grandes obras y que Gould, por su forma de abalanzarse sobre el teclado, jamás tendría la gracia de los grandes pianistas. Criticado por sus colegas y mientras ellos daban conciertos erguidos, Glenn Gould se internó en las montañas canadienses en una cabaña con su piano. Ahí leyó y re-leyó las Variaciones Goldberg una y otra vez, toco la obra comisionada por el Conde Kaiserling tantas veces necesitó hasta que la pudiera interpretar de forma sublime. 


La silla en la que siempre tocaba
En 1955, sale de su encierro para regresar a la civilización y grabar, abalanzado sobre el piano, las Variaciones Goldberg de forma perfecta, algo que ninguno de sus críticos jamás soñó en hacer. Con las bocas cerradas, la comunidad de músicos vio como Gould se presentaba como el gran pianista del siglo XX.
Al oír esta historia todos sonreímos de satisfacción por la victoria que supone sobre sus críticos. Pero a Glenn Gould, esto jamás le importó. El pianista canadiense sufría una especia de autismo, condición que a su vez le permitió tocar con tanta maestría esta obra. Excéntrico hasta los huesos, Glenn Gould no podía ser tocado, desayunaba siempre lo mismo en el mismo restaurant a la misma hora, odiaba el frío y usaba chamarra y guantes hasta en lugares cálidos (hay una anécdota en la cual lo arrestan porque lo confundieron con un vagabundo cuando reposaba en una banca) y no podía tocar el piano si no lo hacía sentado en la silla de su casa donde aprendió a tocar. Todas estas manías y su leyenda son las que le dieron vida al personaje central de la película Claroscuro. Su autismo lo llevaba a adentrarse en la música que tocaba al punto que comenzaba a cantar lo que tocaba en ciertos momentos, lo cual le ocasionó pesadillas a todos los ingenieros de audio que participaban en las grabaciones. Incluso, si escuchas con atención en la Variación 14 del disco que aquí comparto podrás oír a Glenn Gould tarareando lo que toca.


Sin más que agregar, aquí te dejo la razón por la que Bach es Dios y Glenn Gould tu papá: Las Variaciones Goldberg.

1 comentario:

  1. Eres un esnob, chicle azul. Eso o subestimo a tus lectores. Por cierto, a mí me gustaría que escribieras más, de cualquier tontería, o de música, o de la máquina de fútbol del barcelona.
    Luego recuérdame platicarte cómo fui descubriendo música clásica y el porqué no tengo tanta en mi biblioteca.

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